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El eurocomunismo se gestó en una época difícil, la segunda mitad de la década de 1970, en la que “señales de descomposición” eran emitidas por la izquierda social europea y por la derecha tradicional. La nueva estrategia política surgió como consecuencia de la crisis económica de los países de la Europa occidental tras el prolongado periodo de desarrollo económico posterior a la Segunda Guerra Mundial, mientras el desarrollo socio-económico de la URSS ya evidenciaba sus límites. Estas condiciones invitaban a los Partidos comunistas de Europa meridional a cuestionar el sistema y proponer una nueva estrategia política para alcanzar el poder.